El trastorno obsesivo-compulsivo es un trastorno complejo y heterogéneo para el que existen tratamientos eficaces. Sin embargo, el estigma y la desinformación dificultan la búsqueda de ayuda. Un estudio del grupo iTOC de la Universitat de València revela que estas variables impactan de manera desigual en las diferentes manifestaciones del TOC. Las personas que presentan síntomas más estigmatizados y que generan más rechazo social, como los relacionados con agresión o sexualidad, pueden tardar más en pedir ayuda, por lo que es importante diseñar programas contra el estigma que consideren estas diferencias.
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), se caracteriza por la presencia de obsesiones, que consisten en pensamientos o imágenes intrusas, indeseadas y angustiantes, y compulsiones, que son conductas repetitivas realizadas para reducir la ansiedad que provocan las obsesiones. El contenido de las obsesiones y las compulsiones es heterogéneo. Puede tratarse de obsesiones de contaminación asociadas a las compulsiones de lavado; o bien de obsesiones de duda (por ejemplo, dudar de si se ha cerrado el gas) asociadas a compulsiones de comprobación excesiva; de la necesidad de que todo esté perfectamente ordenado; también puede tratarse de las obsesiones relacionadas con hacer daño a otros o a uno mismo; o incluso relacionadas con contenidos sexuales o inmorales indeseados y desagradables. Aunque los síntomas pueden ser muy diferentes de una persona a otra, todos comparten algo en común: generan un gran malestar y afectan de manera significativa a la vida cotidiana. Se estima que el TOC afecta al 2,3 % de la población.
Tratamientos para el TOC
Existen tratamientos eficaces para el TOC, siendo la terapia cognitivo-conductual la opción más recomendada dentro de los tratamientos psicológicos. Esta incluye la exposición con prevención de respuesta, donde la persona enfrenta sus miedos sin recurrir a las compulsiones, y la reestructuración cognitiva, que busca cambiar pensamientos distorsionados o inadecuados. En algunos casos, también se puede recurrir a tratamiento farmacológico con inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (los conocidos como antidepresivos).
Estigma y desinformación: barreras para recibir ayuda
A pesar de la efectividad demostrada de estos tratamientos, muchas personas con TOC no buscan ayuda o tardan años en hacerlo. El tiempo promedio para buscar ayuda oscila entre 3 y 17 años, y entre el 38 % y el 90 % de las personas afectadas nunca reciben tratamiento.
Se han identificado varios factores que dificultan la búsqueda de ayuda, siendo dos de los mayores obstáculos el estigma y la desinformación. El estigma se define como la discriminación y los prejuicios que sufren las personas con TOC y que les impiden alcanzar sus metas. Mientras que la desinformación se refiere al desconocimiento, la confusión y las creencias erróneas sobre el TOC y su tratamiento. Estos factores generan vergüenza, dudas sobre la necesidad de ayuda o desconfianza hacia los tratamientos disponibles, algo que hace que el problema se oculte y no se busque ayuda.
Heterogeneidad y barreras
Un reciente estudio de nuestro grupo de investigación iTOC de la Universitat de València ha revelado que el estigma y la falta de información no afectan por igual a todos los tipos de TOC. Se ha observado un mayor estigma y discriminación hacia las personas que presentan síntomas obsesivo-compulsivos de agresión, seguidos por los síntomas de contenido inmoral y sexual. Además, estos síntomas resultan más difíciles de reconocer como parte del trastorno. De hecho, únicamente alrededor del 50% de las personas evaluadas identificaron los contenidos sexuales, los de superstición, simetría y orden, los de duda y comprobación, así como los inmorales, como síntomas obsesivo-compulsivos. En cambio, los síntomas de contaminación son identificados correctamente como TOC y se asocian a menores niveles de estigma. Estas diferencias en la percepción del TOC pueden afectar directamente la búsqueda de ayuda. Las personas que presentan síntomas más estigmatizados o menos conocidos, como los relacionados con agresión o sexualidad, pueden tardar más en pedir ayuda. Esto dificulta un diagnóstico temprano y retrasa el acceso al tratamiento, aumentando el sufrimiento de las personas afectadas, y las dificultades que el problema genera.
Promover información veraz sobre el TOC
El estudio confirma que es esencial contar con herramientas para combatir el estigma y promover información veraz sobre el TOC, teniendo en cuenta la heterogeneidad de sus síntomas. Es especialmente importante visibilizar aquellos contenidos más estigmatizados, como los relacionados con agresión, sexualidad o moralidad. Además, existen herramientas, como la app gratuita desarrollada por la Universitat de València esTOCma , que pueden facilitar la detección precoz y la intervención, mejorando significativamente la calidad de vida de las personas afectadas.
Referencia:
Chaves, A., Arnáez, S., Roncero, M., & García-Soriano, G. (2024). Assessment of Public Stigma, Mental Health Literacy, and Help-Seeking Intentions Based on Different Dimensions of Obsessive-Compulsive Content: A Study of the Spanish Mental Health-Naïve Population. Brain and Behavior, 14(12), e70159. https://doi.org/10.1002/brb3.70159
Autoras del artículo divulgativo:
Gemma Garcia-Soriano, Yuliya Saman, Sandra Arnáez, María Roncero
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos
Universitat de València
Fuente: Scientias
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