La enorme huella climática de los anestésicos inhalables

Los anestésicos inhalables isoflurano y sevoflurano, esenciales en los quirófanos, están catalogados como gases de efecto invernadero. Un estudio ha evaluado su impacto climático, midiendo su permanencia en la atmósfera y su capacidad de atrapar radiación infrarroja. Los datos muestran que en 100 años pueden provocar un calentamiento global más de 500 veces superior al del CO₂, en el caso del isoflurano, mientras que el sevoflurano multiplica por 125 el efecto del CO₂. Se trata de una información clave para tomar decisiones médicas y regulatorias más sostenibles.


Los gases anestésicos, como el isoflurano y el sevoflurano, son esenciales en la medicina moderna. Se utilizan en millones de operaciones cada año en todo el mundo porque permiten mantener al paciente inconsciente de forma segura. Sin embargo, existe un aspecto poco conocido fuera de los quirófanos: la mayor parte del anestésico administrado no se metaboliza en el cuerpo humano. Más del 70 % del compuesto se exhala y pasa directamente a la atmósfera, donde actúa como gas de efecto invernadero.

Preocupación por su impacto climático

La preocupación por su impacto climático no es nueva. Los profesionales sanitarios, cada vez más conscientes del impacto ambiental del sistema de salud, están demandando acciones concretas en este sentido, como lo evidencia la Declaración de Glasgow en 2023. Desde hace dos décadas, organismos como el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, del inglés Intergovernmental Panel on Climate Change) y la Organización Meteorológica Mundial (WMO, del inglés World Meteorological Organization) publican estimaciones sobre cuánto calientan estos compuestos en comparación con el dióxido de carbono (CO₂). El indicador utilizado es el Potencial de Calentamiento Global a 100 años (GWP100), que mide cuántas veces más calienta un kilogramo de gas emitido respecto a la misma cantidad emitida de CO₂ durante ese periodo. Según la nueva normativa europea, un compuesto con GWP100 mayor a 150 se considera un gas de alto impacto climático.

En un nuevo estudio, publicado en Environmental Science: Processes & Impacts, aportamos datos experimentales más precisos para actualizar las estimaciones del impacto ambiental de estos anestésicos. Nuestro equipo midió con gran detalle cómo reaccionan estos compuestos con los radicales hidroxilo (OH), moléculas presentes en la atmósfera que actúan como “detergentes” naturales al degradar contaminantes. La velocidad con la que se da esta reacción determina cuánto tiempo permanecen los anestésicos en el aire. También se midió cómo estos gases absorben la radiación infrarroja, es decir, cuán eficaces son atrapando calor en la atmósfera.

Un impacto sobre el calentamiento global 508 veces superior al del CO₂

Los resultados muestran que el isoflurano permanece en la atmósfera unos tres años, mientras que el sevoflurano se degrada en poco más de un año. Estos tiempos de vida son algo menores de lo que se pensaba hasta ahora, lo que implica una reducción en sus valores de GWP. Aun así, los números son significativos: el isoflurano tiene un GWP100 de unas 508 veces el del CO₂, mientras que el sevoflurano alcanza un GWP100 de unas 125 veces el del CO₂.

La diferencia es clave en términos regulatorios. Con estos valores, el isoflurano se clasifica como un gas de alto impacto climático según la Unión Europea, mientras que el sevoflurano queda por debajo del umbral de 150. Esto significa que el primero podría enfrentar restricciones o medidas de control en un futuro próximo, mientras que el segundo puede seguir utilizándose en la UE si se cumplen las condiciones del Reglamento (UE) 2024/573.

Aun así, suponen una fracción muy pequeña de las emisiones globales.

Aunque estas cifras parecen enormes, hay que ponerlas en contexto. El uso de anestésicos inhalados representa una fracción muy pequeña de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Sin embargo, su importancia radica en que existen alternativas menos dañinas, como el uso de anestésicos intravenosos, y soluciones para disminuir su impacto, como contar con sistemas de captura de gases en el quirófano. Además, dentro del mismo grupo de anestésicos, algunos compuestos tienen un impacto climático mucho menor que otros, lo que abre la puerta a decisiones informadas en la práctica clínica y en las políticas sanitarias.

El estudio también resalta la necesidad de que las instituciones internacionales actualicen sus bases de datos. Los valores recomendados hasta ahora por el IPCC y la WMO sobreestimaban ligeramente el impacto de estos compuestos. Con los nuevos datos, la imagen es más precisa: el isoflurano sigue siendo problemático, pero el sevoflurano queda en un rango intermedio que podría considerarse aceptable desde el punto de vista climático.

En resumen, la investigación muestra cómo la química atmosférica y la práctica médica se entrelazan. A pesar de que los anestésicos inhalables son imprescindibles para la salud, también son parte de la conversación sobre sostenibilidad. Conocer sus efectos con mayor precisión permite tomar mejores decisiones: desde la elección de fármacos por parte de anestesiólogos, hasta las regulaciones que deberán equilibrar la seguridad de los pacientes con el compromiso global de reducir el calentamiento del planeta.

Esta publicación es parte del proyecto de I+D+i PID2023-146369OB-I00, financiado por MICIU/AEI/10.13039/501100011033/ y por “FEDER Una manera de hacer Europa”, “FEDER/UE”. Y parte del proyecto BPLY/23/180225/000054 financiado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha/ INNOCAM y cofinanciada por fondos FEDER.

Referencia:

Sara Espinosa, Francisco Martínez, María Antiñolo, Ole J. Nielsen, Elena Jiménez. Updated global warming potentials of inhaled halogenated anesthetics, isoflurane and sevoflurane from new temperature dependent OH-kinetics. Environmental Science: Processes and Impacts. Vol. 27 pp. 2410 a 2421 (2025) https://doi.org/10.1039/D5EM00061K


Autora del artículo divulgativo:

Dra. Elena Jiménez
Catedrática del Departamento de Química Física. Facultad de Ciencias y Tecnologías Químicas.
Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM)

Fuente: Scientias

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