Bebida alcohólica

¿Cómo afectó la pandemia al consumo de alcohol en los jóvenes?

Una revisión sistemática muestra que el consumo de alcohol en forma de atracón entre jóvenes de 12 a 25 años disminuyó en general durante la pandemia a causa de las restricciones. Sin embargo, en algunos casos este tipo de consumo aumentó debido a situaciones de estrés, soledad y falta de apoyo. Los resultados subrayan la necesidad de llevar a cabo intervenciones adaptadas e incrementar el apoyo a los jóvenes más vulnerables.

Durante la pandemia de COVID-19, los cambios en la vida cotidiana afectaron notablemente el comportamiento de los jóvenes, especialmente en lo que respecta al consumo de alcohol en forma de atracón, también conocido como binge drinking. Este patrón consiste en ingerir grandes cantidades de alcohol en poco tiempo (cinco o más bebidas alcohólicas en una sola ocasión en hombres, y cuatro o más en mujeres), y está asociado a riesgos graves para la salud física y mental.

Mediante una revisión sistemática de 33 estudios internacionales publicados entre 2020 y 2024 hemos analizado cómo la pandemia influyó en este comportamiento entre los jóvenes de entre 12 y 25 años. Aunque los resultados variaron según el país y el momento del confinamiento, la mayoría de los estudios mostró una disminución del consumo intensivo durante las etapas más estrictas del confinamiento. Esto se atribuye principalmente al cierre de espacios sociales como bares y discotecas, la imposibilidad de reunirse con amigos y la vuelta al hogar familiar, donde el control parental y el entorno más estructurado influyeron en la reducción de hábitos de riesgo.

Factores de riesgo: no todos los jóvenes reaccionaron igual

Sin embargo, no todos los jóvenes reaccionaron igual. En algunos casos, el consumo de alcohol aumentó. Factores como el aislamiento, la falta de contacto físico y emocional, la incertidumbre ante el futuro y la pérdida de rutinas académicas y sociales llevaron a muchos adolescentes a buscar refugio en el alcohol. Los jóvenes que ya tenían antecedentes de consumo, los que presentaban síntomas de ansiedad o depresión, o los que carecían de apoyo familiar fueron los más afectados.

La revisión también muestra que ciertos elementos individuales y sociales funcionaron como factores de protección. Entre ellos se encuentran el miedo al contagio, el cumplimiento de las normas sanitarias, contar con una red de apoyo emocional, tener hábitos de vida saludables y poseer habilidades de afrontamiento frente al estrés. Además, quienes cursaban estudios relacionados con la salud mostraron una menor inclinación al consumo en forma de atracón, posiblemente por su mayor conciencia de los riesgos asociados al alcohol.

El papel del ambiente, el género y los vínculos familiares

Curiosamente, los resultados en cuanto al género son contradictorios. Algunos estudios indicaron que las mujeres jóvenes estaban más expuestas al riesgo de aumentar su consumo debido a mayores niveles de estrés emocional. Otros señalaron que los hombres eran más propensos al binge drinking por razones culturales y sociales. Esto muestra que el género influye, pero de manera compleja y dependiente del contexto.

El estudio también destaca que vivir solo o con amigos, no contar con actividades de ocio estructuradas o participar en ambientes con baja supervisión familiar se asoció a un mayor riesgo de consumo. Por el contrario, los jóvenes que mantuvieron vínculos familiares sólidos y siguieron estudios o rutinas académicas adaptadas presentaron menos conductas de riesgo.

En resumen, la pandemia actuó como un espejo que reflejó las fortalezas y debilidades del entorno de los jóvenes. El consumo de alcohol en forma de atracón disminuyó en muchos casos por las restricciones externas, pero en otros aumentó debido al malestar emocional. La clave para interpretar estos datos está en comprender que el comportamiento no depende solo del individuo, sino también de su contexto social, familiar, educativo y emocional. Este trabajo evidencia la importancia de desarrollar estrategias de prevención y detección precoz, especialmente dirigidas a adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad. Las intervenciones no pueden ser únicas ni genéricas: deben adaptarse a los distintos perfiles, considerando factores como el entorno, la salud mental y los hábitos previos. Solo con un enfoque integral será posible promover hábitos saludables y reducir los riesgos asociados al consumo de alcohol entre los jóvenes, tanto en tiempos de crisis como en la normalidad.

Referencia:

Merino-Casquero A, Andrade-Gómez E, Fagundo-Rivera J, Fernández-León P. Beyond Confinement: A Systematic Review on Factors Influencing Binge Drinking Among Adolescents and Young Adults During the Pandemic. J Clin Med. 2025 Feb 25;14(5):1546. doi: 10.3390/jcm14051546.


Autores del artículo divulgativo:

Andrea Merino Casquero
Hospital Universitario Cruces
Osakidetza-Servicio Vasco de Salud

Elena Andrade-Gómez
Departamento de Enfermería
Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad de La Rioja

Javier Fagundo-Rivera y Pablo Fernández-León
Centro Universitario de Enfermería Cruz Roja
Universidad de Sevilla

Fuente: Scientias

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