Una sonrisa, un gesto o un tono de voz son claves para conectar con los demás en un equipo presencial. Pero ¿qué pasa cuando esas señales se diluyen entre píxeles, cuando la relación es virtual? Resultados recientes revelan que la inteligencia emocional de los equipos es más fuerte en persona y más frágil en el mundo digital, sobre todo en los chats escritos. Por eso, además de potenciar las competencias digitales, para colaborar con éxito es necesario desarrollar una inteligencia emocional adaptada al mundo virtual.
El reto de adaptar la inteligencia emocional al mundo virtual