El breadcrumbing consiste en enviar mensajes, dar “me gusta” o insinuar interés sin intención de avanzar en la relación. Un nuevo cuestionario, adaptado en España, permite medir de manera científica cómo se vive esta experiencia. El estudio, con más de 500 jóvenes, revela que quienes la sufren sienten más soledad, ansiedad y tristeza, lo que muestra su impacto en la salud emocional.
Es probable que alguna vez te haya pasado, o quizá lo hayas escuchado de alguien cercano: conoces a una persona que despierta tu interés y quieres seguir viéndola. Ella insinúa que le apetece volver a quedar, pero siempre de manera ambigua. Cuando propones un plan, pone excusas, evita concretar y al final no sucede nada. Aun así, reaparece de vez en cuando con un mensaje, un comentario o un “me gusta” en tus redes, lo justo para que mantengas la expectativa de que ahora sí habrá algo más. Y si llegáis a veros, la historia se repite: vuelve a desaparecer. A esta dinámica se la conoce como breadcrumbing, un término inspirado en el cuento de Hansel y Gretel. Igual que en el cuento se dejaban migas de pan para señalar un camino, aquí lo que se dejan son “miguitas emocionales” que captan nuestra atención y alimentan nuestras esperanzas, aunque la relación nunca avance de verdad.
Impacto real en la salud mental
Hasta 2020, la información sobre breadcrumbing procedía sobre todo de medios, testimonios y blogs de citas, pero apenas existían estudios científicos que lo analizaran en profundidad. Hoy sabemos que no es solo una moda del lenguaje digital, sino un fenómeno con impacto real en la salud mental. En España, por ejemplo, es especialmente frecuente en relaciones online y a través de aplicaciones de citas: más del 30% de los jóvenes adultos lo han vivido, siendo incluso más común que el ghosting. Además, en uno de nuestros primeros estudios comprobamos que se asociaba con menor satisfacción vital y más desesperanza.
Otras investigaciones han identificado perfiles proclives a practicarlo. El investigador de la Universidad de Baroda (India) Vivek Khattar y sus colaboradores mostraron en 2023 que está vinculado a estilos de apego inseguros: quienes evitan el compromiso o sienten ansiedad en sus relaciones tienden a usar estas estrategias de contacto intermitente. Más recientemente, la investigadora rumana Alexandra Cobzeanu y sus colegas hallaron que también lo predicen factores como haberlo experimentado previamente, la desconexión moral (justificar acciones dañinas para evitar la culpa), la desinhibición tóxica online (hacer en internet lo que no se haría cara a cara) y el malestar psicológico. Estos hallazgos apuntan a que, lejos de ser una simple anécdota en el contexto de las citas, el breadcrumbing se enmarca dentro de un conjunto de patrones relacionales con raíces psicológicas.
Hasta ahora, la mayoría de las investigaciones realizadas preguntaban de forma directa si alguien había sufrido breadcrumbing, tras dar una definición del término. Ese enfoque era útil, pero no permitía captar todos los matices. De ahí la relevancia desarrollar y adaptar escalas que permitan medirlo con más precisión.
El Cuestionario de Experiencias Breadcrumbing
Mediante una colaboración entre la Universidad de Castilla La Mancha y la Universidad Católica de La Plata (Argentina), hemos adaptado al contexto español el Cuestionario de Experiencias de Breadcrumbing (CEB), creado en Argentina. Esta herramienta permite medir con mayor rigor cómo se vive esta manipulación y analizar tanto su frecuencia como sus efectos emocionales.
El estudio de validación, realizado con más de 500 jóvenes en España, identificó dos dimensiones principales. Por un lado, la comunicación ambigua y la evitación de compromisos, que incluye mensajes esporádicos, promesas vagas y planes que nunca se concretan. Por otro, la respuesta emocional, formada por sentimientos de ilusión seguidos de decepción, frustración, tristeza y confusión.
El breadcrumbing puede dañar seriamente el bienestar psicológico
Nuestro estudio ha puesto de manifiesto que el breadcrumbing está relacionado con consecuencias muy concretas: más soledad emocional, ansiedad y tristeza, menor felicidad y una mayor percepción de exclusión social. Es decir, no se trata de una molestia pasajera, sino de una dinámica que puede dañar seriamente el bienestar y la autoestima.
En un momento en que muchas relaciones empiezan y se desarrollan en pantallas, resulta esencial comprender el modo en que prácticas como el breadcrumbing afectan a la salud emocional. Contar con un cuestionario validado como el CEB abre nuevas posibilidades: permitirá a la ciencia conocer mejor la prevalencia y el impacto de este fenómeno en distintos contextos, y ofrecerá a psicólogos, educadores y orientadores una herramienta para detectarlo y acompañar a quienes lo sufren.
Referencia
Navarro, R., & Simil, D. F. (2025). A Trail to Nowhere in Romantic Relationships: Preliminary Evidence for the Validation of the Breadcrumbing Experiences Questionnaire (CEB) in Emerging Adults in Spain. Deviant Behavior. https://doi.org/10.1080/01639625.2025.2516636
Autores del artículo divulgativo:
Raúl Navarro y Beatriz Víllora
Departamento de Psicología, Universidad de Castilla-La Mancha
Fuente: Scientias
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